En esta ocasión nuestros clientes, una familia de 4 personas, un gato y un perro, tenían muy claro lo que querían: priorizar los espacios comunes de la vivienda. Necesitaban que la luz tomara el protagonismo que había perdido con la compartimentación anterior de su hogar y eliminar un largo pasillo que dividía y alargaba los espacios. Todo esto optimizando al máximo los espacios para conseguir 3 habitaciones, dos baños y un salón-comedor y cocina amplios para recibir a todos sus amigos y familiares.
Partiendo de estas premisas y tras varias opciones de distribución, decidimos que la mejor solución es eliminar un baño que obstruye la entrada y moverlo al fondo de la vivienda. Con esto se consigue un hall amplio y una zona de comedor anexa al salón. El único hándicap de esta actuación eran unas montantes de calefacción central que quedan en mitad de la estancia. Para proteger esas montantes y que no queden vistas se construye un falso pilar metálico. Completamente en sintonía con el proyecto, que se define en base a los elementos estructurales de la vivienda, cuyos materiales quedan al descubierto para formar parte de la decoración y aportar el toque industrial que los clientes buscaban cuando acudieron a Altia.
Aunque para los clientes es indispensable la independencia espacial entre cocina y salón, mediante el uso de una cerrajería fija de vidrio transparente se consigue una comunicación visual directa, además de permitir que la luz de ambos espacios se potencie. Esto, unido que frente de cocina se elige en acabado blanco, ayuda a reflejar la luz y a resaltar el muro de carga que toma protagonismo junto a la cerrajería. Las lámparas descolgadas sobre la barra de la cocina aportan calidad y diseño.